lunes, 11 de mayo de 2009

EL OIDO: COMO CUIDARLO DE LAS ENFERMEDADES

Por: Mercedes Guzmán

En el oído pueden presentarse una serie de enfermedades que pueden prevenirse no introduciendo objetos extraños en estos y asumiendo medidas simples higiene en el hogar.

El oído es uno de los órganos más pequeños y delicados que posee el cuerpo humano. Está compuesto por un conjunto de estructuras situadas en el exterior y el interior del hueso temporal, y tiene como función percibir sonidos y regular el equilibrio espacial del cuerpo
Para mantenerlo saludable, son muchos los cuidados que hay que tener presente, sobretodo si se toma en cuenta las constantes agresiones ruidosas a que es sometido



diariamente.Para cumplir con esta tarea, es importante conocer los malestares que pueden afectarlo, y así tomar en cuenta las medidas de prevención



Según profesionales del área, en el oído pueden identificarse enfermedades como neoplásicas, las traumáticas, la Hipoacusia y la Otitis Externa y Media.



Explican que la Hipoacusia (pérdida auditiva conductiva o neurosensorial), es provocada por la contaminación del ruido, infección de las vías aéreas superiores; virales y bacterianas. Como síntomas, el paciente tiende a sentir la sensación de oído tapado, dolor intenso, emisión de secreciones y un olor fétido.



La Otitis Externa, una de las más comunes, es la infección de la piel del conducto auditivo externo, la cual puede ser bacteriana o micótica. En tanto que la Otitis Media se caracteriza por la acumulación de moco (seroso o purulento) en el oído medio secundario a disfunción de la trompa de Eustaquio, infecciones de vías aéreas superiores, etc.



Esta patología es causada por tapones de cerumen, exposición del oído al agua contaminada, uso de objetos como hisopos, pinchos, plumas, también puede ser infectado por hongos y por otras enfermedades como la sinusitis, adenoiditis, faringoamigdalitis y faringitis.



El tapón de cerumen es aquel que se forma en el conducto auditivo externo con el material segregado por las glándulas sebáceas o ceruminosas que se encuentran en la piel de consistencia untuosa semisólida de un color amarillo o marrón y se forma de grasas proteínas y sales minerales.



Normalmente la sección de cerumen es eliminada por el conducto auditivo con la limpieza cotidiana, pero en algunas personas, la eliminación de cerumen no se lleva a cabo o producen mucho, y es ahí cuando se forma el tapón.



El oído podría ser afectado también por tumores como papilomas y fibromas, que pueden ser malignos: como el epitretoma baso celular, con una inflamación inodora y con forma de coliflor, los hay que evolucionan y se transforman en tumores malignos extendiéndose rápidamente a las regiones perauriculares y los benignos: como los exostosis, son tumores de gran tamaño, que pueden obstruir el conducto, lo que produce sordera de transmisión o complicaciones inflamatorias. Entre los síntomas se verifica la aparición de sordera, dolores auriculares y zumbidos. Los muy avanzados producen síntomas neurálgicos y parálisis rinofacial.



Otro mal que acecha a este órgano es la presencia de objetos extraños en el lóbulo de la oreja o en el conducto auditivo, si están demasiado unidos a la piel; como podrían ser alimentos, insectos, botones y juguetes, entre otros.

Fuente: educando.edu.do

jueves, 7 de mayo de 2009

¿Vale la pena vivir la vida?
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Por:Elizabet Kübler
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Muchas veces hemos sentido que la vida no vale la pena vivirla. En un caso extremo, escuché en la radio a una mujer que decía: “No quiero tener hijos, porque solo se viene a este mundo a sufrir. Y quiero ahorrarles ese sufrimiento”.
Pero… ¿Realmente la vida es así? ¿O nosotros la hacemos así?
Lo que realmente te hace sufrir, no es la vida en sí… son tus expectativas respecto a cómo debería ser el mundo o cómo debería actuar tal persona.
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Por ejemplo, cuando te enojas con tu pareja porque no llegó a tiempo o no te expresa su amor como a ti te gustaría que lo hiciera.
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Entonces, lo que te daña no es tu pareja… son tus pensamientos y emociones con respecto a como debería actuar tu pareja, de acuerdo a la etiqueta del hombre o mujer perfecto que tienes.
Si sufres porque la vida es cruel… es porque tienes un concepto equivocado de lo que realmente es. Crees que en la vida todo debería ser felicidad.
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Imagínate que piensas que un bosque debe ser con puras rosas, ríos limpios, venados corriendo, un sol reluciente y una suave lluvia.
Pero cuando vas a uno ¡Oh sorpresa! También hay insectos, serpientes… y la lluvia ¡es un diluvio!
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Imagínate sufriendo porque lo encontraste así y diciéndote “No vale la pena estar en un bosque, es horrible: serpientes, bichos ¡que horror!” ¿No tiene sentido verdad?
En el fondo sabes que así es un bosque. No como tú pensabas que era. Lo que puedes hacer, es estar alerta contra las serpientes. También, cubrirte para que la lluvia no te moje.
Y disfrutar las rosas que veas y los venados.
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Simplemente aceptas la naturaleza como es y no te lamentas. Te adaptas a ella.
En la vida, es igual.
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Cuando la vemos como un paquete completo, en el que hay amor, muerte, instantes imborrables y fracasos dolorosos, la aceptas como es.
A partir de esa aceptación, puedes adaptarte a ella. Pregúntate que capacidad dormida en ti, necesita salir a flote cuando te enfrentes a un nuevo desafío.
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Por ejemplo, yo de niño no sabía bailar salsa. La necesidad de gustarle a las niñas me hizo aprender ¡Ahora he llegado hasta dar clases de baile!
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Me daba miedo hablar en público. Era muy tímido. La necesidad y las circunstancias me obligaron ha hablar en público ¡Ahora soy conferencista! Imagínate cuantas capacidades dormidas en mí, se han despertado por la necesidad.
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Siempre pregúntate ¿Qué capacidades dormidas en mi tienen que salir a flote con este desafío?
El dolor y las derrotas son una gran oportunidad para replantearnos como estamos viviendo la vida.
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Te confieso que acostumbro caminar cerca de los bosques, lejos de la gente, cuando las tormentas de la vida hacen que se me pongan las cosas difíciles.
Anclarme dentro del ruido cotidiano cerca de la naturaleza, dándome un breve espacio para reflexionar acerca de mis desafíos actuales y replantearme nuevas metas, ha sido invaluable para mi.
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Si no, ya me habría vuelto loco.
Te recomiendo que hagas lo mismo. Busca un espacio diario de reflexión.
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Todos somos producto de nuestras reacciones ante los retos. Somos hermosas quebradas hechas por las tormentas de la vida.
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“Un guerrero acepta su suerte, sea cual sea, y la acepta con total humildad. Se acepta a sí mismo con humildad, tal como es; no como base para lamentarse, sino como un desafío vital”
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martes, 5 de mayo de 2009

LA SINCERIDAD Y SU VALOR EN SI

Por: Wendy Julissa De la Cruz Hidalgo.
La sinceridad es una de las virtudes más valoradas en el ser humano. Una persona sincera es una persona de la cual nos fiamos, nos sentimos cercanos, e incluso nos sentimos seguros porque sus palabras expresan su verdad.
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No siempre la sinceridad es dulce, amistosa, amable… en ocasiones, su manifestación puede dolernos por la carga o crudeza que ella pueda hacernos visible.
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Su realidad bella y agradable, en los buenos momentos, puede convertirse en agravio, dolor y tristeza en situaciones poco favorables, por eso la sinceridad es un valor poco habitual en las personas, no por despecho, no por cobardía (que también) o por falta de valor, sino porque no queremos ser provocadores de abatimientos o desánimo, tanto en nosotros, como en vidas ajenas.¡Pero! hay una sinceridad que nunca debemos evadir, una sinceridad primera y primordial que debe siempre presidirnos: la sinceridad con nosotros mismos.
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Ser sinceros con nosotros mismos, no es tarea fácil. Intervienen muchos intereses en esa relación: los de nuestra mente, nuestras prioridades, nuestros deseos, nuestros anhelos y aspiraciones, nuestros gustos, nuestras ansias… pero en la verdad nuestra, la propia, la individual, la personal… todo, absolutamente todo, deberíamos pasarlo por el corazón y el alma, verdadero taller de claridad y transparencia. Pasarlo por el tamiz de nuestra sinceridad es reconocer y ver lo que ella nos dice. ¡Que lo llevemos a término o no, es otro cantar! Pero el sentir interior, la vida del alma nunca usará con nosotros artimañas, ni embustes, porque no hay telón que oculte nuestra verdad, en lo más íntimo de nosotros.
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Pero la Sinceridad, como los demás valores, no es algo que debemos esperar de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza....La Sinceridad es un valor que caracteriza a las personas por la actitud congruente que mantienen en todo momento, basada en la veracidad de sus palabras y acciones.Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto que parece tan sencillo, a veces es lo que más cuesta trabajo.
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Utilizamos las "mentiras piadosas" en circunstancias que calificamos como de baja importancia, donde no pasa nada: como el decir que estamos avanzados en el trabajo, cuando aún no hemos comenzado, por la suposición de que es fácil y en cualquier momento podemos estar al corriente. Obviamente, una pequeña mentira, llevará a otra más grande y así sucesivamente... hasta que nos sorprenden.Al inventar defectos o hacerlos más grandes en una persona, ocultamos el enojo o la envidia que tenemos. Con aires de ser "franco" o "sincero", decimos con facilidad los errores que comenten los demás, mostrando lo ineptos o limitados que son.
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No todo esta en la palabra, también se puede ver la Sinceridad en nuestras actitudes. Cuando aparentamos lo que no somos, (normalmente es según el propósito que se persiga: trabajo, amistad, negocios, círculo social...), se tiene la tendencia a mostrar una personalidad ficticia: inteligentes, simpáticos, educados, de buenas costumbres... En este momento viene a nuestra mente el viejo refrán que dice: "dime de que presumes... y te diré de que careces"; gran desilusión causa el descubrir a la persona como era en la realidad, alguna vez hemos dicho o escuchado: "no era como yo pensaba", "creí que era diferente", "si fuese sincero, otra cosa sería"...Cabe enfatizar que "decir" la verdad es una parte de la Sinceridad, pero también "actuar" conforme a la verdad, es requisito indispensable.
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El mostrarnos "como somos en la realidad", nos hace congruentes entre lo que decimos, hacemos y pensamos, esto se logra con el conocimiento y la aceptación de nuestras cualidades y limitaciones,En ocasiones faltamos a la Sinceridad por descuido, utilizando las típicas frases "creo que quiso decir esto...", "me pareció que con su actitud lo que realmente pensaba era que ..." ; tal vez y con buena intención, opinamos sobre una persona o un acontecimiento sin conocer los hechos.
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Ser sincero, exige responsabilidad en lo que decimos, evitando dar rienda suelta a la imaginación o haciendo suposiciones.Para ser sincero también se requiere "tacto", esto no significa encubrir la verdad o ser vagos al decir las cosas. Cuando debemos decirle a una persona algo que particularmente puede incomodarla (pensemos en cosas como: su modo de vestir, mejorar su lenguaje, el trato con los demás o la manera de hacer y terminar mejor su trabajo), primeramente debemos ser conscientes que el propósito es "ayudar" o lo que es lo mismo, no hacerlo por disgusto, enojo o porque "nos cae mal"; enseguida encontrar el momento y lugar oportunos, esto último garantiza que la persona nos escuchará y descubrirá nuestra buena intención de ayudarle a mejorar.
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En algún momento la Sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona. Si por ejemplo, es evidente que un amigo trata mal a su esposa o a sus empleados, tenemos la obligación de decírselo, señalando las faltas en las que incurre y el daño que provoca, no solamente a las personas, sino a la buena convivencia que debe haber.La persona sincera dice la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán.
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Vernos sorprendidos en la mentira es más vergonzoso.Al ser sinceros aseguramos la amistad, somos honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras.
A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y circunstancia.
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Y recuerda:“Que tu palabra sea sí, cuando es sí; y no, cuando es no”(Mt 5, 37)